Una empresa con una cultura que impulsa la productividad y la motivación de sus colaboradores es una organización que reconoce como factor clave el aprendizaje continuo. Dejar a un lado la formación constante del equipo de trabajo podría representar pérdidas significativas a largo plazo.
Las pérdidas significativas no se limitan al aspecto monetario, aunque esta sea una consecuencia; sino también a la pérdida de talento creativo, oportunidades de negocios, entre otras.
Aunque las empresas cuenten con presupuestos establecidos para la capacitación de sus equipos, los líderes de las organizaciones a través de pequeñas acciones, pueden fomentar a la construcción de una cultura en la cual la curiosidad, la optimización y la necesidad constante de aprendizaje, sean los pilares más importantes.
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Para empezar, el aprendizaje debe fomentarse entre los colaboradores desde su vinculación con la empresa, es decir, desde que se realiza la búsqueda de talento para nuestros equipos, así el enfoque será en las personas que disfrutan del proceso de aprendizaje, lo consideran como una necesidad y tienen una enorme capacidad para hacerlo; y eso puede identificarse desde la primera entrevista antes de la vinculación.
Descubre proyectos que te apasionan
En otros términos, descubrir qué proyectos le apasionan, qué estudian, leen o hacen aparte de su trabajo, podría dar luz de la curiosidad en esa persona, como una cualidad para buscar cosas nuevas, resolver desafíos y encontrar soluciones.
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Asimismo, es importante identificar a las personas que consideran que lo saben todo o no necesitanmejorar más, porque sus competencias seguramente no irán acordes con la cultura del aprendizaje que la empresa desea aplicar.
Posteriormente, para garantizar la cultura del aprendizaje, es necesario aprender a no castigar los errores. Es normal equivocarse al intentar algo nuevo, hace parte del proceso y es precisamente eso lo que permite avanzar y renovarse.
Las nuevas ideas se celebran y se disfrutan, los errores se toleran
Las nuevas ideas se celebran y se disfrutan, los errores se toleran y respetan porque visto desde otra perspectiva da respuesta a soluciones diferentes y creativas que darán resultados en su momento.
Una vez dicho todo esto, lo ideal es conseguir que todos los colaboradores compartan sus ideas y aunque unas no sean favorables para la empresa, otras, por el contrario, serán brillantes y eso debe ser valorado. Reconocer solo el fallo genera miedo en las personas y apatía a lo nuevo, aunque los métodos antiguos ya no funcionen.
En último lugar, pero no menos importante, hacer del aprendizaje un procedimiento continuo, significa que toma un lugar importante en la columna vertebral de la empresa, impactando así en todos los niveles.
Planificar la formación
Una política o el reglamento en sí mismo hace parte de la cultura en una organización, e incluir el aprendizaje en estos aspectos, supone esa cultura como un valor primordial para cumplir con los objetivos trazados.
Planificar la formación de los colaboradores, trazar objetivos de acuerdo con los diferentes perfiles que existen en las empresas y alinearlos a todos para su colaboración, no solo beneficia la cultura organizacional, sino también el clima laboral.
En definitiva, para asegurar que los colaboradores desarrollen ese entusiasmo necesario para adquirir conocimientos, se debe reconocer el aprendizaje como la pieza fundamental de la cultura en la organización, premiar lo curioso, lo innovador y también reconocer que los errores permiten aprender.
Asimismo, asignar mensual o anualmente recursos para que los colaboradores inviertan tiempo en formación que permita desarrollar su potencial, y así dar el siguiente paso en su carrera profesional.